Tras el enorme atasco sufrido el pasado 5 de octubre en Madrid, el Ayuntamiento de Madrid se ha visto desbordado por la repercusión ciudadana del mismo y ha respondido torpemente a la presión mediática, despachando el asunto con una orden, ineficaz de raíz, que pretende movilizar al grueso de los patrullas en los distritos para prestar labores de regulación del tráfico.
Esta medida no deja de ser sino la punta de iceberg de un rosario de problemas que lastra a los colectivos de los Cuerpos de Agentes de Movilidad y Policía Municipal y cuyo enquistamiento y prolongación en el tiempo repercute en el servicio que se presta al ciudadano.
La citada orden hace realidad el sentido de la frase “desvestir a un santo para vestir a otro”, ya que, actualmente, la plantilla policial esta lastrada tanto por una carencia de personal como por el recorte de vehículos que padece, tras la reciente decisión de la Corporación de anular el renting de los mismos. Es por ello que la regulación del tráfico pretendiendo dejar a su vez “tres patrullas por distritos” sea materialmente irrealizable en más de uno de ellos, ante la gravedad de la problemática anteriormente citada.
Similar situación acontece en el seno del colectivo de Movilidad, un Cuerpo reducido a la mitad de su plantilla, desmotivado por la falta de un marco laboral estable y ninguneado por las sucesivas corporaciones municipales.
La improvisación del actual gobierno municipal no puede pretender que un problema enquistado como es el abundante tráfico de Madrid, y los puntuales atascos que su afluencia genera en los días de lluvia, se arreglen a golpe de “órdenes urgentes” que obvien los problemas de los colectivos citados y que, en realidad, solo contribuyen a parchear la imagen de incompetencia que tienen los responsables municipales a la hora de hacer frente al colapso circulatorio.
Si de verdad se busca una solución real al problema de los atascos de Madrid, se necesita una mayor coordinación, no solo en el ámbito de competencias de Policía Municipal y Agentes de Movilidad, sino también de otros actores que participan en el control del tráfico que entra en la capital, como es la DGT y la Guardia Civil, y abordar una reunión de los mismos que permita planificar unos protocolos de actuación e interacción en tiempo real de los flujos del tráfico así como la adopción de medidas de cara a mejorar la fluidez de los mismos, con la imperativa necesidad de hacer llegar dicha información de manera adecuada e inmediata a los conductores, mediante un mejor aprovechamiento y dinamismo de los paneles informativos fijos y variables.
Por otra parte, para dar respuesta a un mayor control circulatorio en el seno de la capital, se necesita ya que la Corporación saque una oferta de empleo público que palie
el déficit de plantilla de los colectivos de Policía y Movilidad, de cara a contar con un número de efectivos que pueda realizar dicho trabajo de manera estable y sin recurrir a medidas de improvisación como la actualmente dictada, así como la búsqueda de un procedimiento de integración de los Agentes de Movilidad dentro del Cuerpo de Policía Municipal, que redundará en la máxima agilidad en la regulación del tráfico.