Asistimos estos días a dos hechos que no por repetidos una y otra vez en el tiempo, dejan de ser lamentables. Por un lado tenemos a un sindicalismo “mayoritario” que toma a la plantilla por tonta, enrocándose en la manida, rancia y fallida estrategia sindical consistente en proclamar a los cuatro vientos que son los mayores y mejores pero que no pueden conseguir el oro y el moro por culpa de “los otros”, culpables al menos del Brexit, el triunfo de Donald Trump y todos aquellos males que sufra el colectivo. La leche…lo “poderosos” que somos el resto de sindicatos para, según ellos, cuatro gatos que somos. Se repiten más que los Simpson, con la diferencia de que cada vez tienen menos credibilidad.
Al otro lado, y no menos sobraditos de cinismo, tenemos a los representantes de la Corporación, alumnos aventajados de las prácticas inmovilistas de sus antecesores, solo que aquí revestidas de un barniz de discurso público de “negociación” que, de puertas para adentro, ni está ni se le espera. Basta con escuchar la respuesta del director Andrés Serrano, en la última Comisión de Seguridad, cuando a instancias de una pregunta formulada por la portavoz de C,s sobre cambios en el Turno de Noche, reiteraba por activa y por pasiva, que “ESTABAN A LA ESPERA (palabras literales) de poder iniciar negociaciones con los sindicatos”. Estrategia calcada a la de “nuestros hermanos mayores”: la culpa siempre de otros.Cinismo a chorros, ya que desde la parte sindical nos hemos desgañitado pidiendo hasta la saciedad que se convoque “para ayer” una Mesa de Policía que permita abordar, desde el consenso y la racionalidad, una aplicación ponderada de la suspensión de la jornada laboral de las 35 horas y de los muchos flecos que la misma suscita, pero no solo han hecho oídos sordos a esa petición, sino que la Dirección General de la Policía se vuelve a destapar con una aberrante instrucción de vacaciones que, pese al discurso canalla y cizañero de algunos, cuenta con un RECHAZO ABSOLUTO por parte de esta organización sindical, por ser un monumento tanto a la decapitación de derechos ya consolidados como un atentado a la conciliación de la vida laboral y familiar, desvirtuando una aplicación sensata del concepto de antigüedad, ampliando el ya de por sí recortado porcentaje aplicado al periodo de Navidad a todo el mes de diciembre y hasta el 7 de enero de 2018, así como imponer la obligación de agrupar días oficiales y adicionales de vacaciones por antigüedad y encima solicitar los mismos en menos periodos. El resultado de todo esto es coartar y limitar la libertad de elección de los policías, de cara a asegurarse que la suma de las disposiciones recogidas en la instrucción laminen el monto total de días a disfrutar y permita que la Corporación se salga con la suya a la hora de tener personal disponible para los fines de semana. Eso será NEGOCIACIÓN en Venezuela o en Corea, aquí lo llamamos IMPOSICIÓN o DECRETAZO.
Lo fácil sería caer en el juego victimista de reprochar a unos sindicatos “mayoritarios” no saber hacer un uso constructivo y con resultados de sus atribuciones, pero les invitamos a dejar ya ese fallido marketing sindical, y desde las diferencias pero también desde la necesidad de revertir esta vergonzosa situación, formar un frente común para exigir a la Corporación más diálogo y menos imposiciones en la aplicación de su política laboral. En cualquier caso, desde UGT valoramos la posibilidad de proceder a su denuncia si no hay un consenso sobre su contenido.
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